Finaliza la restauración de la Virgen Ntra. Sra. de los Ángeles

La Virgen de Nuestra Señora de los Ángeles regresa a la Iglesia de Santiago en Lorca

Después de una restauración completa y respetuosa, podrá ser admirada en el altar mayor antes de regresar a su capilla

El pasado viernes, regresó “a casa” la escultura policromada de la Virgen Nuestra Señora de los Ángeles, tras ser restaurada cuidadosamente y por completo en los talleres de Lorquimur. La intervención era muy necesaria, no solamente para la recuperación estética de esta magnífica talla, sino para asegurar su consolidación estructural y polícroma.

Reseña histórico-artística

Nuestra Señora de los Ángeles es una magnífica muestra de escultura barroca de la escuela murciana. Se fecha en el siglo XVIII, aunque su autor es desconocido, y muestra una calidad técnica y estética excepcional: las carnaciones, con frescores muy marcados en la piel pálida y satinada, se completan con unos trabajos de lámina de otro y plata muy elaborados en las vestiduras y la peana.

Encontramos corlas, esgrafiados, picado de lustre, brocado aplicado… técnicas complejas y muy bien combinadas que enriquecen una talla sobre madera muy dinámica y detallada.
Esta escultura se sale de la norma, ya que no sólo tiene la propia peana de la Virgen, sino que además consta de una segunda peana-trono sobre el que antiguamente se la sacaba en procesión. Consta de orificios para poder pasar los varales, se conserva completo, aunque fragmentado.

Los trabajos de restauración

Una de las tareas principales en el tratamiento ha sido la limpieza, que ha tenido que adaptarse a cada uno de los diferentes materiales de la policromía y los diferentes materiales a eliminar: repintes, manchas de cera de velas y barnices oxidados que manchaban sus policromías al óleo, temples y láminas de oro y plata. Es, además, el tratamiento que estéticamente más ha influido en la apreciación de la escultura.

Se encontraron zonas del acabado muy dañadas, como la frente de la Virgen, además de abolsados de policromía que ponían en peligro su conservación. El soporte de madera también estaba muy debilitado por un ataque muy intenso de insectos xilófagos, lo que ha conllevado tratamientos de consolidación generalizados tanto en soporte como en policromía.

Con todo este daño acumulado, la reintegración cromática tuvo que ser bastante extensa, aunque se procuró mantener en todo lo posible la antigüedad de la pieza, sin falsear su vida material y las vicisitudes por las que ha pasado. Las reintegraciones se realizaron con la técnica del puntillismo, invisible para el espectador, pero apreciable para el experto, y con veladuras de brillo en la nube de plata, muy oxidada.

También se ha restaurado la peana-trono, fragmentada en dos partes, recuperando su decoración de imitaciones de mármol y carey, así como su funcionalidad, pudiendo colocarse los varales para trasladar la pieza.

El resultado final es la recuperación de esta maravillosa obra, sin falsear su antigüedad, pero procurando su conservación para el futuro.

Durante los próximos meses estará expuesta en el altar mayor de la Iglesia de Santiago Apóstol, para poder apreciarla merecidamente, antes de regresar a su capilla.