Objetivo: Salvar la Colegiata de San Patricio de Lorca

 en Restauración

Lorquimur trabaja en la FASE I de la reconstrucción con el objetivo de consolidar la estructura del Templo antes de acometer los trabajos de restauración integral del mismo.

Las obras más urgentes para la consolidación de la colegiata de San Patricio, que se están llevando a cabo en los últimos meses, como consecuencia de los daños producidos por el terremoto del 11 de mayo, finalizarán el próximo mes de febrero. A partir de ese momento se pondrán en marcha los trabajos ya previstos con anterioridad al seísmo, por la Fundación Cajamurcia, para la restauración integral de este templo.

La caída de los pináculos de la torre, que se desprendieron a consecuencia del terremoto, y que impactaron sobre la techumbre y llegaron hasta el interior del templo, estuvieron a punto de provocar el desplome de las bóvedas, en especial en la girola, la más afectada, según Simón Ángel Ros Perán, que junto a Juan de Dios de la Hoz, son los arquitectos directores de las obras.

Esa circunstancia, más los daños en otros lugares de la iglesia, llevaron a destinar 700.000 euros a los trabajos de emergencia y consolidación que se financian con cargo al Real Decreto de ayudas y por la Fundación Cajamurcia. Estas obras eran necesariamente previas al proyecto de restauración integral. Las obras las está ejecutando la unión temporal de empresas formada por las constructoras Lorquimur y Restauralia Cartago.

Tras algo más de dos meses del inicio de los trabajos de urgencia se han podido retirar la mayor parte de los andamios interiores que tuvieron que colocarse para evitar el desplome de las bóvedas. Como es la girola la más dañada ahí se han centrado de momento los trabajos, en especial los destinados a la reparación de los muros mediante cosido con varillas de fibra de vidrio, así como la consolidación de todas las bóvedas y arcos, a través de la puesta en carga de las dovelas de piedra e inyección de moteros de cal en las grietas.

Asimismo, todas las cubiertas de esta zona se están reparando, eliminando los forjados de hormigón y recuperando las estructuras de madera que, como se ha comprobado durante el terremoto, son las que mejor se adaptan a los movimientos sísmicos, al ser más ligeras y menos rígidas. A las nuevas cubiertas de la girola se les está reduciendo la pendiente con el objetivo de que las ventanas, tapadas en parte en trabajos anteriores, se puedan ver en su totalidad.

Los muros que el temblor desplazó y llegó a derribar hacia la calle Abad de los Arcos, están siendo rehechos de nuevo, utilizando las mismas piedras de sillería que el terremoto desplazó, y colocando piezas nuevas de mortero en masa coloreado en las zonas donde se disponen las nuevas sujeciones que completan los contrafuertes que quedaron inacabados cuando se construyó el templo y que, a partir de ahora, impedirán futuros vuelcos.

Con el fin de que se puedan ver desde la calle Abad de los Arcos los muros exteriores de la girola, que tienen su interés arquitectónico, se eliminará después parte de la pared que ahora existe en dicha calle, para sustituirla por una reja de cierta amplitud por encima del zócalo de piedra, de forma que sea visible esa parte exterior del templo, dentro de los planes futuros de organizar visitas turísticas.

Otro de los trabajos de urgencia que se ha llevado a cabo, dentro de los planes de emergencia, ha sido la retirada, por restauradores especializados, de todos los bienes muebles que existían en la iglesia, y su traslado a un lugar adecuado dentro del conjunto arquitectónico para evitar que se incrementen los daños que ya les produjo el terremoto. Esos mismos técnicos han llevado a cabo una catalogación de esos bienes muebles, a los que se ha dotado de la consiguiente protección.

Todas estas actuaciones son complementarias a las que se llevaron a cabo entre los días 12 y 25 de mayo, con la retirada de elementos inestables en las fachadas y asegurando la estabilidad en el resto, para evitar su caída completa o la de alguna de sus partes. Todos esos materiales se han guardado para su reconstrucción y su colocación de nuevo en el lugar adecuado.

Los arquitectos directores de las obras dan mucha importancia a la medición instrumentada de todo el edificio con el fin de asegurar, como así ocurre, que en la actualidad el edificio no está «moviéndose» ya que, tras los trabajos efectuados, permanece estable y ni los elementos constructivos, ni las grietas que aún quedan abiertas, han modificado su magnitud. Eso permite asegurar que los sistemas de apeo y apuntalamiento y las propias reparaciones están funcionando de forma correcta.

Las obras de consolidación más urgentes finalizarán en el mes de febrero. Entonces se podrán iniciar los trabajos en el exterior para la reparación de cubiertas y fachadas altas, mientras que en el interior se restauren las bóvedas de las naves y se comiencen los trabajos de arqueología y documentación.

Una novedad interesante será que estos trabajos interiores podrán ser visitados. Los arquitectos están desarrollando el proyecto de forma que las obras de restauración sean compatibles con visitas guiadas, en las que se puedan mostrar los avances que se vayan produciendo.

El director general adjunto de Cajamurcia, Federico Ros, en su última visita a las obras confirmó que el interés de la entidad es que se lleve a cabo «una restauración excelente, la mejor que se pueda hacer». También puntualizó que la Fundación Cajamurcia «está perfectamente preparada para hacer frente económicamente a las fases sucesivas y se han hecho las previsiones para que vayan saliendo adelante de acuerdo con los planes técnicos. Pensamos que tres o cuatro años es un tiempo prudente para que la colegial de San Patricio esté restaurada».

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